Informa la prensa que el Presidente Chávez ha llamado al Presidente Uribe para iniciar un proceso de regularización de las relaciones entre los dos países, lo cual es, ciertamente muy satisfactorio y tranquilizante.
Pero, -qué ocurre con el mandatario venezolano ? Cuando se esperaba un botafuego en Santo Domingo, el Coronel se despachó con una intervención conciliadora que facilitó sin duda el remate de los abrazos y los aplausos. Inmediatamente después vino el retiro de las tropas de la frontera y el regreso de los diplomáticos a Bogotá. La llamada es apenas la continuación de esta súbita política de buen vecino, que parecía imposible hace algunos días después de los insultos y las provocaciones, y las exigencias de una condena a Colombia por la OEA por la "invasión" al Ecuador.
Hay muchas teorías que tratan de explicar el repentino cambio. Para unos la amenaza de la acusación ante la Corte Penal Internacional, habría perturbado al Presidente vecino, haciéndolo más cauto. Eso no parece probable; porque lo cierto es que, a despecho de las razones de los abogados del Gobierno colombiano, lo cierto es que las Cortes Internacionales no parecen inclinadas a admitir a trámite procedimientos contra los Jefes de Estado en ejercicio. Otros creen, y nosotros con ellos, que la cosa vá más bien por el lado de los intentos de ciertos legisladores Republicanos, de incluir a Venezuela, o mejor, a su Gobierno, entre los sostenedores del terrorismo internacional. En otras palabras, de incluírla entre los países que forman el "Eje del Mal", con Corea del Norte, Cuba e Irán. Y esa perspectiva es muy grave. Ella implica sanciones económicas que tendrían efectos desvastadores sobre el país. Y por más crítico que sea el Presidente Chávez con el "imperialismo norteamericano", no se va a arriesgar a una situación tan peligrosa, al menos en el estado actual de su revolución.
Entre tanto, el Presidente Correa ha inaugurado un período de denuestros generales no solo contra el peligro que, según él, representa Colombia para todo el hemisferio, sino contra España, y desde luego, cotra los Estados Unidos, a quienes ha desafiado a traer tropas a la frontera colombo-ecuatoriana, tras la publicació de un reportaje crítico en el diario "EL PAIS", y el discurso de Bush contra el apoyo de ciertos países a las FARC. Pero lo que es claro, es que el Presidente ecuatoriano se ha quedado solo, o por lo menos sin el apyo expreso y público de su socio del país patriota.
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