- La libertad de prensa y comunicación, al ménos como concepto, es una garantía de control por parte de la sociedad sobre las actividades y el ejercicio del poder. Pero su inmensa influencia exige que se ejerza con responsabilidad porque no es absoluta. Y por ello no puede pretender que la salud de la sociedad quede supeditada a sus designios.
Hay veces que una información precipitada e imprudente, puede causar más daño que el beneficio que podría derivarse de su difusión. Por eso las malas noticias deben manejarse con extremada prudencia, y no como ocurre a veces, bajo el impulso de la "chiva" que no es otra cosa que la dictadura de la competencia, es decir, del mercado.
Lo contrario es elevar la noticia a la condición inmerecida de un derecho absoluto. Y ello, lejos de convertir al periodismo en un servicio social, lo reduce a la condición de una tiranía.
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