La marcha de hoy en Colombia ha sido realmente multitudinaria. Y revisando las páginas Web de los periódicos extranjeros, también en el exterior. Incluida Suecia donde se decía que habría una "contramarcha". Ha sido un buen testimonio de rechazo a las Farc.
Un ácido comentarista de prensa, famoso por el fácil procedimiento de criticarlo todo, dijo sin embargo, que ella no serviría para nada, como no han servido las marchas, -tan mencionadas por los organizadores de la marcha colombiana-, en España contra ETA. Como no sirven, según él, en ninguna parte.
Lo cual plantea la cuestión de que las manifestaciones multitudinarias o no, de cualquier clase, en cualquier parte, tampoco tienen ninguna utilidad. Si así fuera, hace tiempo se hubiera abandonado la costumbre por inútil. Lo que ocurre es que el cauteloso comentarista percibió certeramente lo que iba a pasar, y como francamente no le gustó lo que había previsto, resolvió descalificarlo de antemano. Lo cual demuestra que la marcha se justificaba.
Fueron las marchas de protesta de la gente, impulsadas ciertamente por las escenas de la TV, lo que impulsaron a los norteamericanos a protestar contra la guerra de Vietnam, marchas que inspiraron el célebre ensayo "Los Ejércitos de la Noche" (Premio Pulitzer, 1.968) de Norman Mailer.
Y fueron las marchas de los italianos contra la Mafia después del asesinato del juez Falcone las que precipitaron el inicio de la persecusión contra sus miembros, e inició en buena medida su pérdida de poder, en una lucha que desde entonces nunca ha terminado.
En España, por su parte, el asesinato del concejal vasco Migel Angel Blanco desató las grandes marchas que propiciaron el desprestigio de ETA, que aunque no ha desaparecido, no tiene el mismo poder que tuvo antaño.
Es por eso que vale la pena marchar.
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