Uno se sorpende de la fuerza que hacen los periódicos europeos por Hillary Clinton, y un poco menos por Barak Obama para que uno de los dos sea presidente de los Estados Unidos. Es una campaña tan desaforada como inútil, por supuesto.
Y uno se pregunta si, por ejemplo, en Francia sería posible esperar una presidenta de la república o un presidente negro. Y, francamente, son posibilidades que, al ménos por ahora, y quien sabe por cuanto tiempo, se ven inverosímiles.
Y en España, con su nuevo y flamante racismo anti-negro, (en un país que tiene por lo menos 20 cruces raciales), también.
Para no hablar de otros . . .
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