de alguna cosa, de una sombra bella.
de la perdiz feliz y de la estrella,
de una puerta, de un puerto equivocado.
Estar enamorado de la huella que
deja el viento fauno sobre el prado,
de la nube, del árbol angustiado,
de un caballo, del globo y la centella.
Estar enamorado tercamente
de una idea, de un libro, del sonriente
maniquí, de tu siglo, de tu hora.
Más lo grave de tanto amor a bordo
es que de pronto, sin pensarlo, sordo,
terminas por querer a tu señora.
CIRO MENDÍA
(1.872-1.979)
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