Existe la impresión de que el principal motivo que inspira a los terroristas suicidas es religioso. Habida cuenta de la concepción, supuestamente hedonista del paraiso en el islám, una muerte heroica en nombre de los valores religiosos, erigiría al terrorista suicida en un mártir que merecería ese glorioso premio.
No obstante, muchos investigadores han dudado desde hace tiempo que la motivación religiosa tenga verdaderamente un gran papel en la decisión de volarse con dinamita en medio de un mercado público, o en el interior de un bus. Aparentemente cuenta más la certeza de que el entorno social del protagonista lo admirará y lo considerará como un héroe.
Ni siquiera una extracción humilde o pobre resulta determinante: muy pocos terroristas suicidas provienen de medios deprimidos, sino más bien de las clases medias. Y en realidad, para tener éxito en la empresa, se necesitan ciertas virtudes de clase media como la educación y la discreción; por lo ménos hasta el momento de la explosión.
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