sábado, 14 de junio de 2008

El terco dictador de Africa

Robert Mugabe sigue tratando de utilizar todos los medios para impedir que la oposición vuelvas a ganar las elecciones en Zimbabwe, y lo obligue a abandonar el poder que detenta desde hace casi 30 annos. Morgan Tsvangirai, a quien la comisión electoral debió reconocerle, aunque tardíamente la victoria en la primera  vuelta de las elecciones ha tratado con dificultad de hacer campaña en el centro del país, a pesar del acoso de la policía. Por quinta vez en diez días lo han detenido en un puesto policial y conducido a la comisaría, para liberarlo horas después, sin ser acusado formalmente. La policía aceptó devolverle el bus de campanna que la había retenido ayer.

Mienras tanto, el secretario general del partido opositor, Tendai Biti, detenido el jueves al regresar a Zimbabwe, compareció ante la justicia y fué acusado de traición por haber atentado contra los intereses de la nación haciendo ciertas declaraciones. Si es finalmente condenado, pueden aplicarle la pena de muerte. 

Es, sin duda, la campanna feroz y descarada del viejo dictador, para quien, según sus propias declaraciones, una victoria de la oposición, equivaldría a una victoria de los antiguos colonizadores; un argumento absurdo, pero que muestra la saña de su lucha por evitar un destino ya inevitable a corto plazo, cualquiera que sea el resultado electoral.


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