Puedo alcanzar la felicidad a través de los vicios que me son naturales, que he adquirido sin trabajo y que conservo sin esfuerzo, que cuadran con la moral de mi nación y siguen el gusto de mis protectores porque reflejan sus pequeñas necesidades. La virtud perturbaría esto y los acusaría desde la mañana a la noche, y yo sería un bicho raro si consintiera ser atormentado como un alma en pena solo para convertirme en algo que no soy; ofrecer un carácter que no es el mío y unas cualidades que pueden ser muy loables, no lo dudo, pero que me costaría muchísimo adquirir y practicar, que no me reportarían nada y tal vez algo peor que nada: las burlas de los ricos entre los que los pobres como yo nos ganamos la vida. La gente elogia la virtud, pero la aborrece, huye de ella porque es fría como el hielo, y en este mundo uno tiene que conservar calientes los pies.
DENIS DIDEROT
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