lunes, 10 de diciembre de 2007

Teóricos de la política

Ciertos políticos de partidos que nunca han gobernado gustan de formular soluciónes audaces para los problemas de la sociedad. Cuando llegan efectivamente al poder, tienen dos opciones: o tratan de aplicar inmediatamente sus fórmulas teóricas o esperan prudentemente mientras examinan su viabilidad. Un ejemplo del primer caso fué el gobierno socialista de Mitterand en Francia, o el primero de Alan García en el Perú. Las consecuencias inmediatas fueron desastrosas en ambos casos. En Francia, sin embargo, el Presidente Socialista debió aceptar las medidas que tomó la oposición, y en especial la desnacionalización de varios sectores, apresuradamente estatizados por él. En el Perú no se dió esta posibilidad, y García porfió hasta conducir a su país a la ruina, y provocar la victoria del "chino" Fujimori.
Un ejemplo de la segunda posibilidad lo representó el brasileño Lula Da Silva, quien, más realista, no se precipitó, y pudo descubrir a tiempo que una cosa es la imágen teórica del Estado, y otra muy distinta la realidad del poder. Y terminó continuando las políticas de su antecesor. Lo cual, desde luego, siempre produce desilución y críticas en quienes se quedan fijos en los modelos teóricos, y para quienes esta actitud realista no es otra cosa que una flarante traición.
Pero ya se sabe, desde Robespierre, el daño que pueden causar los sueños utópicos de los "incorruptibles".

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