sábado, 8 de diciembre de 2007

Viaje III- La ciudad

Los Tailandeses manejan por la derecha como los ingleses. Y una sorpresa para el visitante es que esas gigantescas autopistas están montadas sobre pilares que las ponen por encima de las viejas construcciones de la ciudad. Cuando el carro que nos lleva al hotel se mete a las calles antiguas es posible ver, por una parte, que las edificaciones no se pintan desde hace años, por lo que se ven ennegrecidas; por otra parte, las líneas de conducción de la energía están por fuera de los edificios, lo que da una sensación de inseguridad y peligro, ya que se trata , en la mayoría de los casos de grandes líneas primarias adosadas a las paredes o a los techos. Como el clima es tropical, se pueden apreciar cantidades de aparatos de aire acondicionado abigarrados en todas las ventanas.
Hay restaurantes populares, muchos de ellos chinos, y joyerías por doquier, cada una de ellas reclamando que su producto no es "fake" (falso), así en inglés. Como el idioma Thaí tiene tantas letras, los avisos son profusos e interminables, si bien con frecuencia ostentan las letras en un estilo evidentemente decorado. El alfabeto tiene 42 o 48 letras.
Una tercera presencia que se repite profusamente son las sastrerías. Casi todas prometen tener el vestido de hombre listo en 12 horas. Parece que esta es una famosa característica de Bangkok, ya que yo recuerdo haber visto una película sobre el tema de un sastre indú en la ciudad, aunque en ese entonces no capté el significado de ese oficio en el argumento y en el ambiente.

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