. . .deben ser resueltos por nacionales. No es admisible que un gobernante extranjero se nos meta a la cocina con el argumento de que tiene las llaves de la salvación. Y creo que eso es claro para todo el mundo en este país. Es posible que las familias de los secuestrados, desesperadas con toda razón por la angustia cuotidiana a que las someten, vean en cualquier propuesta una tabla de salvación o por lo menos un aliciente sobre el cual amarrar sus esperanzas. Todo ello es comprensible. Pero siendo realista, porqué habrían de ceder los captores ante la presencia de uno o más presidentes de otros paises, si no lo han hecho ante ninguna concesión o conversación anterior, y cuando ya en una ocasión se les entregó una zona gigantesca ?
El país no puede olvidar lo que significó ese despeje para las gentes de la región, desprovistas del amparo de la ley, del brazo de la justicia, de las autoridades del Estado. Ni puede renunciar a su soberanía en favor de quien sea, así esa persona cuente con la aparente simpatía de los enemigos del Estado constituído.
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