De acuerdo con los planes de Chávez, a estrategia político-petrolera se inscribió en una proyección igualmente ambiciosa: la conformación de un mundo multipolar, capaz de enfrentar el plan global unipolar (Nuevo Orden Global) de Washington. En América el proyecto tiene un eje revolucionario (Venezuela-Cuba) que fusiona ambas trevoluciones en un destino común. El triunfo de Evo Morales en Bolivia se suponía que convertiría al "eje" en un triángulo que reuniría petróleo, (primera reserva mundial) y gas (segunda y tercera reservas del continente con Revolución.
A escala intercontinental la Revolución ha buscado aliados antiamericanos interesados en el petróleo. Pueden ser tácticos (España entre otros) y estratégicos (China, Rusia, Irán) El problema de la Revolución en ese marco global es que las relaciones geopolíticas y económivas entre las grandes potencias son extraordinariamente complejas. Tanto los acuerrdos antiterroristas como los interses comerciales (China, Rusia UE) pueden aparecer como limitantes de la alianza multipolar estratégica en los momentos decisivos de la esperada confrontación asimétrica Revolución-Imperialismo.
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