Dicen que cuando Mark Spitz empezó su deslumbrante actuación en Munich, los niños japoneses que veían la premiación por televisión estaban convencidos que el himno que sonaba cuando le ponían cada medalla en el pecho, era el himno de la natación !! Algo similar debieron creer los niños chinos que solo tienen las imágenes de los juegos en los remotos y todavía míseros confines de su inmenso país, a donde solo llegan los ecos de las jornadas olímpicas con la actuación asombrosa de Phelps con sus ocho medallas de oro, y sus siete records mundiales.
A diferencia de los atletas de los paises "socialistas", el caso de Phelps es el del entrenamiento universitario norteamericano donde no hay la despiadada explotación política del deporte. Hasta ahora no hemos leído ninguna declaración oficial del gobierno americano sobre el asunto.
Pero es seguro que en esos países en donde el antiamericanismo es cerril, con razón o sin ella, pronto se empezará a tratar de arrojar dudas sobre la limplieza de esas victorias, porque ese es el estilo que allí se maneja.
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