Hay quienes empiezan a pensar que Georgia cometió un error de cálculo al atacar a Osetia del Sur, porque no previó en todas sus consecuencias la posible intervención de Rusia. Ya se habla de que los rusos han empezado a atacar en otros frentes. Y los norteamericanos, con sus acusaciones en defensa de la integridad Georgiana no hacen más que echrle más combustible a la hoguera.
Si no se encuentra algún medio de detener los combates, el enfrentamiento puede derivar en una guerra de ocupación que puede tener consecuencias impredecibles para la paz mundial.
Rusia, en su nuevo plan de potencia re-emergente, no puede darse el lujo de parecer debil o irresoluta. Por eso los países occidentales tienen que hacer prueba de prudencia y de ingenio para defender a Georgia, pero dejándole a Rusia una salida airosa del problema.
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