lunes, 4 de agosto de 2008
La situación económica se está deteriorando
Es indudable que en buena medida la popularidad del gobierno se ha construído sobre la relativa estabilidad económica de que ha disfrutado el país. Es un hecho que el precio de los alimentos, por ejemplo, se ha mantenido en unos niveles que no han alcanzado a golpear duramente a la gente. Y esa es, quizás la razón, para que, a pesar del énfasis fundamental en la política de "seguridad democrática" por encima de políticas públicas de gasto social, el descontento no se haya fortalecido. Pero no parece que esa situación vaya a durar. Ya se ven en el horizonte los primeros signos de inflación, y ya se avizoran igualmente las alzas por encima de los niveles hasta ahora soportables. El precio de la gasolina ha empezado a cobrar sus efectos, y la imprudente política del aumento mensual, practicada sin mucha consideración con el pueblo por los tecnócratas del poder, no parece que vaya a seguirse recibiendo con la paciente tolerancia de los últimos años. Horas tormentosas se avecinan, como lo ha demostrado la huelga creciente del transporte por carretera que no demora en afectar la economía del país.
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