Visitar el Taj Mahal.
Es un monumento cercado por todos los lados, el río huele mal, el calor es insoportable, haydecenas de mendigos desesperantes, y encima de todo, abundan en exceso os turistas, todos tomando fotos que serán pésimas versiones de las postales. Y al Taj Mahal le pasa lo mismo que a las pirámides de Egipto y al Machu Pichu: hay tantas películas y fotos de ellos que cuando uno las vé, no parecen tan bonitos.
Leer La Guerra y la Paz
O Ulises o La Ilíada Son obras primas de la literatura, pero nadie está obligado a leer sus centenares de páginas, que al mortal común no le sirven de nada. Es mejor leer otra cosa.
Practicar el Kama Sutra
O practicar sexo en la playa. O en un avión. El sexo es placer, no competencia. Desde cuándo las contorsiones corporales son algo erótico ?
Asistir a un partido Boca-River en la Bombonera.
O el Flu-Flu en Maracaná, o a Corinthians y Palmeras en Pacaembu. La impresión no durará más de quince minutos. Y quedarán 75 de apretones, codazos, pésima comida y baños sucios.
Tirarse en Paracaídas.
O hacer bungee jumping o, el peor de todos, hacer "zorbing", una aterrorizante modalidad en que el practicante es puesto en una bola gigante, muchas veces llena de agua que rueda montaña abajo. Una barbaridad que solo aparece en las listas de "hacer"; un accidente de carro, dicen quienes lo han sufrido, produce lo mismo: taquicardia, escalofrío y temblores.
Ir a una playa nudista.
Aparte del riesgo de sufrir quemaduras en partes nunca antes broceadas, uno se sentirá inferior delante de cuerpos más bonitos, o se horrorizará ante las posibilidades de la fealdad humana. Y se pasará el día siendo examinado por extraños.
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