Nigeria es un país de unos 147 millones de habitantes. Y como en tantas partes de este mundo desquiciado, también ha habido matanzas por razones de religión. Ocurre que el norte del país es musulmán, y el sur, cristiano. Y la encrucijada es una ciudad llamada Jos entre las dos frontersas religiosas del país. Esta zona ha debido ser reforzada por el ejército ya que varias iglesias y mezquitas han sido incendiadas en los enfrentamientos de los dos últimos días.
Según un empleado de la Cruz Roja, los enfrentamientos entre la banda de los Hausas (musulmanes) y la banda de los Berons (cristianos) que comenzaron por una disputa en las elecciones del gobierno local, hay 218 cuerpos en la mezquita de Masalaci, y hay también muchos cuerpos en las calles. Este balance de víctimas no incluye las registradas en los hospitales, muchas de ellas quemadas vivas, o las que se encontraban en el interior de los templos, por lo que la cifra podría aumentar. La Cruz Roja asegura que cerca de 7.000 personas han abandonado sus hogares y han buscado refugio en edificios estatales y centros religiosos. El gobierno del estado de Plateau, cuya capital es Jos, asegura en un comunicado que las tropas tienen orden de disparar para establecer el orden y poner fin a la violencia. Disparos y explosiones han sido escuchados en la ciudad, aunque gran parte de las ciudades permanecen desiertas. El ejército ha establecido varios puestos de control y ha comenzado a retirar los cadáveres de las calles.
No se trata de los primeros choques religiosos en Nigeria, el país más poblado de África. En el año 2001, la ciudad de Jos fue también escenario de combates que se saldaron con cientos de muerto. Tres años antes, el escenario de la violencia fue Yelwa, lo que llevo al entonces presidente Olusegun Obasanjo a declarar el estado de emergencia .
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