Son extraños los políticos norteamericanos. Parecen creer de verdad que el suyo es un sistema político envidiado en todo el mundo. Y se sorprenden cuando las cosas parecen no funcionar así. Es más, se niegan a creerlo. Cuando invadieron Irak pensaban que la sola oferta de trasladar su concepción de la política y la democracia resultaría irresistible para los iraquíes; pero como no ocurrió así, quedaron absolutamente confundidos. Y es que como nación jóven que son, al fin y al cabo, ignoran o minimizan el valor de la tradición y de la historia.
Los franceses, por iniciativa del nuevo presidente Sarkozy quieren remodelar los principios sobre los cuales se supone que descansa la Unión europea. Uno de ellos es el de la competencia libre. Pero en el fondo lo que se quiere es impedir que algunas de las más importantes empresas nacionales puedan ser adquiridas por otros países. Se piensa especialmente en Electricidad y Gas de Francia, que tienen, como todas las grandes empresas públicas de ese país, poderosos sindicatos. Y habrá que ver lo que pasa cuando se pretenda imponer la liberación en el 'ambito de las telecomunicaciones, que constituye un terreno particularmente difícil.
El tour de France empieza en Londres. Quien lo hubiera creído en el siglo pasado . . .
No hay comentarios:
Publicar un comentario