domingo, 22 de julio de 2007

Leyendas Urbanas

Los cuentos de terror han existido desde siempre. En cierto modo, algunas de las tragedias griegas son verdaderas historias espeluznantes, con sus episodios de venganza, incesto y asesinato; y los recuentos de los dioses abundan en horrores que superan los más fieros libretos de televisión. No en vano Humberto Eco decía recientemente que si esas leyendas reflejaban la vida cotidiana de los griegos en un mundo en el que la población era apenas una fracción de la que hoy existe, habría que concluir que en ese entonces la humanidad era mucho peor que hoy en día. De todos modos, la televisión y el cine han puesto de moda lo que llaman "leyendas urbanas", una especie de modernos cuentos de brujas que se relatan como si hubieran ocurrido en alguna parte de la ciudad y, siempre, teniendo por testigo "al amigo de un amigo". En realidad, las leyendas urbanas han existido desde que existe la historia, y probablemente toda concentración urbana. Jan Harold Brunvald (Be Afraid, be very afraid: The Book of Scary Urban Legends) cita el ensayo del folklorista Bill Ellis, para quien los relatos "estaban tan vivos en la Roma anterior al cristianismo como en las de Nueva York o Chicago hoy en día" (De Legendis Urbis; Modern Legends in Ancient Rome", en Journal of American Folklore 96 (1.983), pags. 200-208). También en nuestro medio, esas llamadas leyendas son recurrentes; y entre ellas, la que ha aparecido varias veces, cada 10 o 15 años es la del médico que invita a su casa a dos jóvenes a quienes encuentra en un bar de moda (digamos en la 93). Cuando los muchachos despiertan, tras una noche de generosas libaciones de Wisky, descubren que han sido castrados. Y entonces el vengativo médico les revela que es el padre de la jóven que ellos violaron días antes. Esta historia va y viene a través de los años. La última vez que se hizo popular involucraba un importante personaje de la vida política. Y no demora en reaparecer, renovada y con nuevos protagonistas, para satisfacer la inextingible necesidad humana por lo misterioso, tenebroso y emocionante.

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