Es de entender el desconcierto y la sorpresa que sienten por estos días los franceses con un Presidente desconcertante, tan alejado del estilo tradicional de los jefes de Estado galos. Al tradicional porte solemne y monárquico de un De Gaulle, Pompidou, Giscard, o incluso el socialista Mitterand quien no se privó del boato imperial de sus antecesores de derecha, y que se prolongaría con singular dimensión en Chirac, el Presidente Sarkozy se ha empennado en marcar el cambio de estilo con un furor encarnizado. Y como los franceses son un pueblo extremadamente conservador al que le encanta posar de izquierdista, uno puede imaginar la inquietud que el nuevo estilo presidencial produce.
Como decíamos en dias pasados, los intelectuales se quejan de la "americanización' de las costumbres de Sarkozy en materia de prácticas salutíferas y el escandaloso espectáculo que dá.
Pero además, está la muy censurable práctica de andar invitando a figuras del partido de oposición a entrar al gobierno, y lo más grave, es que ellas terminan por aceptar, lo cual debilita escandalosa e impunemente el campo adversario; esta especie de "Front National" híbrido, que rompe de manera insólita con una figra política que antes sólo era utilizada por los partidos de izquierda inaugura, según sus críticos, un modelo que puede entronizar definitivamente el reinado del capitalismo en en país, con sus horribles consecuencias.
Ya, por lo pronto, puede pronunciarse el requiescat por el intelectual de izquierda de antaño. -qué otras novedades se anuncian con este estravagante gobierno ?
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