viernes, 20 de julio de 2007
Manejar el tiempo
Uno de los más reveladores signos de desarrollo es el adecuado manejo del tiempo. La puntualidad, en primer lugar, denota responsabilidad y cultura; algo que sin duda falta por completo en nuestras sociedades latinoamericanas. Es un legado de las sociedades agrícolas en las que el paso del tiempo se medía por las sombras de los árboles sobre la superficie del campo. Y antes, en el medioevo, las jornadas apenas se marcaban por tercios, para el cumplimiento de los deberes de la oración. De alguna manera, esa imprecisión aún se conserva. Siempre me ha llamado la atención la costumbre de calcular por lapsos de diez, quince o veinte minutos, que tienen los vendedores entre nosotros, cuando se trata de hacer esperar al cliente. Pues bien, se equivoca quien espera que esos plazos tienen algo que ver con la realidad; en verdad, son apenas indicadores de que la espera será más o menos breve o relativamente prolongada. Algo completamente distinto de las sociedades desarrolladas donde el cálculo es bastante exacto. Y no es extraño que la sociedad más laboriosa de Colombia haya sido la antioqueña, cuya cultura fué organizada por la Iglesia para el trabajo, la oración y la proliferación de los hijos.
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