martes, 24 de julio de 2007

Inteligencia y moral

Definitivamente, una de las evidencias más desalentadoras es que un alto nivel de inteligencia es moralmente neutro. Y digo que es desalentador porque uno desearía creer que una gran capacidad intelectual debería conducir idealmente, a un comportamiento irreprochable. Pero sabemos que no es así: Joseph Goebbels, que fuera el ministro de Propaganda del III Reich, y el poeta Goethe eran ambos maestros en el empleo de su idioma, el alemán. Dotados del mismo tipo de inteligencia, Goebbels se ocupó de diseminar el odio, mientras que Goethe creó obras de arte. Un repaso de los personajes de la historia con actuaciones fuera de lo común ayuda a persuadirse de que la inteligencia es básicamente amoral. Con la excepción de algunos de esos personajes, como Gandhi, por ejemplo, pocos de entre ellos tuvieron una vida que se pudiera clasificar como ejemplar. Picasso, T.S. Elliot, Churchill, e incluso Einstein mostraban una extraornaria insensibilidad moral en algunos aspectos de su vida. Por eso es que el mayor desafío de la humanidad no es producir un ejército de genios, sino lograr que los muy inteligentes utilicen sus ventajas de manera más ética.

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