No hay duda de que las corridas de toros se acabarán más temprano que tarde. En España ya existe la convicción de que este espectáculo, que no tiene mucho arraigo en la mayor parte de la juventud, no podrá sostenerse por más que se quisiera conservarlo, por las presiones crecientes de la Unión europea.
La tauromáquia tiene mucho de arte, hay que reconocerlo. Pero es un arte de otros tiempos. Y es muy difícil convencer a esos países germanos, austeros, protestantes y aburridores que es lícito disfrutar de un rito sangriento, por más plasticidad y estética que tenga. Ellos aprecian la severidad, y la seguridad de otros ritos menos estertóreos.
Y como su vida está realizada y asegurada en la firme regularidad de la recta línea de sus derechos homogéneos, y en la inalterada certeza de su "mismidad" colectiva, se dan emociones calculadas y precisas: la protección de los animales es una de ellas. Por eso se dedican a defender a las focas o los micos de labiratorio, o a los pollos de las granjas avícolas. Es una labor cómoda y altruista; y en todo caso menos comprometedora que ayudarle, por ejemplo a los enfermos de SIDA de esos países miserables de Africa.
Pero aquí, donde tenemos tantos problemas, tantas gentes desprotegidas, tanta violencia y tanta injusticia con los seres humanos, -es justo que haya gente que en vez de preocuparse por ellos, dedique sus esfuerzos a denunciar los "asesinatos" de los toros en los cosos taurinos ?
No lo sé. Pero tampoco lo entiendo.
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