De vez en cuando un acontecimiento singular, nos pone a pensar sobre nuestro catastrofismo nacional. En efecto, como tendemos a creer que en otros países más avanzados, desarrollados y "maduros", no ocurreen algunas de las cosas que nos deprimen, nos sorprendemos de ver que también allá pasan "cosas" similares o peores. Me refiero al fraude de un empleado de la Société Générale, el tercer banco francés. sugún dicen, ese empleado de segunda línea utilizó dineros del banco para invertir en el mercado de futuros, generando una pérdida de casi 5.000 millones de Euros a la institución.
Las cosas no están nada claras, y parece extraño que un empleado de esa categoría pudiera él solo causar todo el estropicio financiero. Seguramente se están ocultando cosas raras y complicidades extrañas que habrán de aparecer.
Todo lo cual nos confirma en el antiguo refrán español de que "en todas partes se cuecen habas". Aunque lo dicho por el refrán en materia de habas, no sea cierto.
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