Vamos a ver: las dificultades que está teniendo la aprobación del TLC, especialmente por cuenta de los demócratas en Estados Unidos, se deben, por un lado a la labor de los enemigos de la aprobación en la misma Colombia. Son quienes creen que al afectarse ciertos sectores de la economía, que no están en capacidad de competir con los productores norteamericanos, especialmente en el sector agrícola, ello afectaría a los campesinos ( y de paso a los grandes agricultores), encarecería la producción y perjudicaría al país. Hay también allí ciertas ideas importadas de Europa, como la necesidad de la "autosuficiencia alimentaria", que pertenecen más a la política que a la economía. Estos enemigos del TLC actúan a través de ONGs en el Congreso norteamericano suministrando argumentos a los parlamentarios demócrata que lo combaten, como es, especialmente el de la violación constante de los derechos humanos en el país, en particular los de los sindicalistas.
Y esta artillería les resulta de invaluable utilidad a los demócratas, muy cercanos a los sindicatos, cuyos miembros temen que, como ocurrió en cierto grado en México con el Tratado de Libre Comercio, se produzca una "deslocalización" de ciertas empresas hacia Colombia.
Lo que no se entiende muy bien, es que la estrategia colombiana debería ser convencer a los legisladores demócratas que Colombia no le plantea mayores riegos a esa economía norteamercana que los sindicatos suponen amenazada.
En cambio, lo que se hace es precisamente mostrarles que Colombia no es precisamente un país de economía artesanal, y que su mano de obra es más calificada, en términos absolutos y cuantitativos, que, por ejemplo la del Perú.
- Es esa una estrategia correcta ??
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