La idea de terrorismo se asocia con el orígen de la democracia moderna. La expresión, originalmente francesa, pasó a las otras lenguas después del llamado período del Terror (1.795). Más tarde el término adquirió nuevos significados. Hasta 1.890, un terrorista era un rebelde que en la tradicion rusa de la Navorovnaya Volya (voluntad del pueblo, 1.879) intentaba destruir el sistema político asesinando a sus más altos dignatarios. Después del auge de los Estados totalitarios a partir de los años 30, la expresión se utilizó también para describir las políticas oficiales en lo que se denominó "terrorismo de Estado". Para la década de los 50, sin embargo, la expresión volvió a identificarse fundamentalmente con movimientos rebeldes.
Por todo ello, definir el terrorismo se ha vuelto en los últimos años un serio problema. Las definiciones son incontables. Muchas circunstancias contribuyen a esa confusión: como ha habido una multiplicación de las formas de terrorismo, el término ha adquirido connotaciones abusivas creando tal cantidad de responsabilidades políticas, que en la actualidad la tendencia es a rechazar el apelativo de terrorista.
Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, quienes luchaban, con medios terroristas, por la independencia contra los poderes coloniales fueron llamados "luchadores de la libertad". Más tarde, en el discurso político del Tercer Mundo y los países comunistas, los términos se volvieron mutuamente exclusivos, en el sentido de que cualesquiera que fueran los métodos empleados, quienes luchaban contra el predominio capitalista occidental no podían ser calificados de terroristas. Todo ello impidió un consenso internacional sobre el problema.
Después del 11 de septiembre de 2.001, se bautizó con el nombre a quienes habían participado enel ataque de Al Quaeda, y en general a todo lo que, a partir de ese acontecimiento a quienes se integraron personal o colectivamente a la ofensiva islámica de los últimos años contra el mundo occidental.
Las definiciones actuales se localizan en los medios y no en los fines como criterio distintivo. La principal diferencia en las definiciones es que algunos distinguen el terrorismo como una forma característica de violencia que va más allá de las reglas formales e informales que regulan la lucha o la coerción, en la forma de un rechazo explícito a distinguir entre combatientes y no combatientes. El objetivo no es la víctima sino el público en general.
Pero sea lo que fuere, los elementos para calificar el terrorismo, y al terrorista son objetivos, y no el fruto de consideraciones personales.
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