domingo, 11 de noviembre de 2007

Ayaan Hirsi Ali

Es una mujer sorprendente con una historia igualmente extraordinaria. Nacida en Somalia padeció una niñez traumática en la que sufrió, entre otros horrores, la ablación del clítoris. Logró huir a Holanda donde adelantó una corta pero exitosa carrera política hasta que sus ideas chocaron con la, pretendida liberalidad de ese país, hipócrita como todas las sociedades europeas desarrolladas. Por un asunto menor, una supuesta inexactitud en su formulario de inmigración, fué despojada de la nacionalidad holandesa y debió huir a Estados Unidos. Ahora ha publicado su autobiografía, que resulta ser un cuestionamiento del relativismo cultural y moral que se defiende en Occidente. crítica feroz de la opresión de las mujeres por el Islám, detesta la insinuación de que sus ataques son el resultado del resentimiento por su pasado traumático. Dice ella, básicamente, que el mundo islámico está desfasado con la modernidad y que las sociedades occidentales le ofrecen más libertad y seguridad a las mujeres. En Holanda ella colaboró como el cineasta Theo van Gogh en la realización del corto-metraje Sumisión que inflamó a los fundamentalistas por su denuncia de la condición femenina bajo el Islám, y por el sacrilegio de mostrar trozos del Corán sobre el cuerpo de una mujer desnuda. En 2.004 Mohammed Bouyeri, holandés de ascendencia mallorquí mató a Van gogh cuando iba en bicicleta en las calles de Amsterdam.
Luego dejó sobre el cuerpo un papel con amenazas a Ayaan. Como debió ser puesta bajo escolta, los "tolerantes" vecinos la demandaron para que se fuera a vivir a otra parte. Adversaria del relativismo, esta mujer, que fué incluida por Time entre las 100 personas más influyentes del mundo, Ayaam no admite que prácticas como la ablación del clítoris o el matrimonio arreglado contra la voluntad de la mujer, sean disculpadas en nombre de tradiciones primitivas. Ello le ha granjeado la acusación de haberse rendido al "imperialismo cultural" de Occidente. Y ella responde: "Pasé del mundo de la fé al mundo de la razón. Y sé que uno de esos mundos es, simplemente, mejor que el otro."

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