Es corriente que los noticieros internacionales le carguen la mano con particular saña a nuestro continente, especialmente si trasmiten en castellano. Sin duda con ellos se cumplen la famosa divisa del periodismo norteamericano : no news are good news, la cual debe complementarse: . . .and good news are not interesting news. Por eso, con frecuencia nos sorprenden, incluso nuestros compatriotas alquilados a las cadenas extranjeras, con la pintura cargada de tonos oscuros con la que se refieren a lo nuestro los "enviados especiales" y los corresponsales en estas latitudes. Pero nada se parece a la ferocidad de los medios españoles. Ellos siempre hacen gala de una mala intención y de una intransigencia que no se queda en la descripción de nuestra pobreza sino que trasunta un racismo y un desdén difícil de disfrazar.
Es su manera de sacarse el clavo por el mismo desdén que sienten hacia ellos los otros países de Europa Occidental, a cuyo mundo siempre han querido, inútilmente pertenecer. Así que, el complejo que tratan de ocultar, lo trasmiten frente a quienes pretenden una superioridad de pacotilla.
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