Ni siquiera ante un desastre anunciado de su partido en las elecciones al Parlamento Europeo y la renuncia de varios ministros, Gordon Brown parece estar dispuesto a renunciar a su cargo de Primer Ministro británico, a pesar de que muchos laboristas lo urgen a hacerlo para salvar a esa formación en las próximas elecciones nacionales frente a los favoritos conservadores. No obstante, la tozudez del Ministro no lo salvará seguramente, de tener que irse en peores condiciones que las actuales, ya que su desgaste es realmente impresionante; lo cual no refleja otra cosa que el desgaste general de un partido que, en la opinión de los electores, lleva ya demasiado tiempo en el poder, en un país donde la alternación política ha sido parte de la historia reciente.
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