∆ El mundo de la aeronáutica y los viajeros comunes seguimos sin saber que pasó finalmente en el vuelo Rio de Janeiro-Paris. Cuando más de una cincuentena de cadaveres han sido recatados del Atlántico, no aparece todavía una explicación adecuada de las razones que precipitaron el accidente. La prensa brasileña ha puesto con bastante profusión su cuota de especulaciones. La empresa Air France y especialmente el fabricante de la nave siniestrada reaccionan por lo general negativamente a las afirmaciones brasileñas. Parece estar claro, sin embargo, con base en informaciones basadas en las autopsias de los cuerpos encontrados, que la versión que sostiene que el avión se partió súbitamente en vuelo ha venido ganando peso en el criterio de los investigadores. Porqué ocurrió ello, es lo que verdaderamente importa.
Y el enigma no interesa solamente a los franceses. Un avión Airbus, como el que desapareció sobre el océano tiene entre un 30 y un 50% de tecnología de orígen americano. Otro tanto ocurre con las aeronaves producidas por Embraer, la empresa brasileña. Todo lo cual explica el desesperado esfuerzo que se está haciendo para recuperar las cajas negras, que se encuenran a grandes profundidades en el mar. Ellas contienen una información que la industria y las empresas aéreas del mundo entero, consideran vital.
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