Le preguntan al hombre; si usted viera ahogándose al mismo tiempo a su esposa y a su hija. . . -a quién salvaría ? De cualquier manera que el hombre conteste su respuesta será insatisfactoria. Salva a la esposa ? la niña es inocente; tiene una vida por delante, la esposa ya vivió buena parte de su vida. Salva a la niña ? y el derecho de la mujer que lo ha acompañado, no tiene importancia ? Y no le tiene gratitud ? De todos modos el hombre perderá pues siempre habrá partidarios de una u otra opción. Usted compraría 50 votos si con ello salvara a la ciudad de un corrupto que podría comprar 50.000 votos ? esa también es una pregunta capciosa, que está hecha para confundir: que es menos grave ? comprar los 50 votos, o dejar que la ciudad se hunda. En el primer caso, usted se iguala al corrupto, le dirán. En el segundo, usted no aprecia suficientemente a la ciudad. Si, pero no se puede comprar la conciencia de la gente. Si, pero a veces hay que sacrificar ciertos valores para hacer prevalecer valores más importantes. . .
Estos dilemas siempre existirán, y existen precisamente porque no son fáciles de resolver sin un análisis que, de todos modos, nunca, como se dijo, será totalmente satisfactorio.
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