Pocos afiches electorales en las calles, ningún debate televisado con los candidatos, lo que de acuerdo con la nueva liturgia electoral colombiana sería una negación de no sé qué derechos de la prensa o de los ciudadanos. Pero no; es la Argentina, donde todo parece resuelto previamente: la esposa del Presidente peronista Nestor Kirchner, la senadora Cristina Fernández de Kirchner aparece como ganadora desde la primera vuelta, en los sondeos. A la cabeza del Frente por la victoria, que reagrupa peronistas, radicales y socialistas disidentes, todos a quellos a quienes se designa los "pro-K", ella supera por veinte puntos a otra candidata, Elisa Carrio, cristiana de centro izquierda. Hay otros doce candidatos, mientras que los dos partidos historicos, peronistas y radicales, están divididos. Tres candidatos se presentan como peronistas.
Mientras tanto, siete de cada diez argentinos se desinteresan del proceso. Agunos expertos pretenden que habría una especie de conformismo porque ya van 24 años de democracia. El argumento es poco convincente, y más bien, lo que ocurre es que no se cree que haya alternativa real a quienes ejercen el poder, porque esa es la impresión que, exitosamente ha logrado generar el oficialismo. Además, la recuperación económica, que tampoco es mérito exclusivo del actual presidente, y que sí le debe mucho, por una parte a las tendencias mundiales y por la otra al propio potencial de la nación, alimenta el conformismo. Aunque estas calmas chibchas son engañosas. Habrá que esperar entonces, para verificar si esta supuesta madurez no oculta precisamente lo contrario, y la pacífica y previsible llegada de la Señora Kirchner está a la altura de las expectativas populares.
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