La respuesta de una sección de corrección del lenguaje a quien demandaba si lo correcto es decir "inválido" o "discapacitado", es ocasión para comentar los extremos ridículos a los que ha llevado lo políticamente correcto en esto del lenguaje. El articulista se pregunta con toda razón si habrá que rebautizar el Hôtel des Invalides (Hogar de los Inválidos) de Paris como el Hogar de los Discapacitados.
En los siglos pasados las gentes se movían por el mundo exhibiendo sus limitaciones físicas sin complejos ni temores. Esos defectos se percibían como contingencias impuestas por el destino o por la inescrutable voluntad divina. A veces algunos se identificaban sin razón con defectos también del alma: los cojos serían malvados, los tuertos traidores, los ciegos no confiables y así et caeteris. Pero nunca se los consideró desprovistos de la misma dignidad de los demás. Y sobre todo, nunca creyeron ellos ni pensó nadie que tuvieran que esconderse a los ojos del mundo.
Hoy, se los quiere disfrazar con el traje de la negación, como lo que tienen fuera inconfesable. -Porqué un ciego tiene que ser, en cambio, un discreto invidente ? tal vez este afán por mimetizar lo que, al fin y al cabo son realidades de la vida, como lo es la vejez o la fealdad o la falta de gracia o como lo es también la belleza.
Desconfiemos pues de lo "políticamente correcto", porque detrás de ello está precisamente la minusvaloración de los que pretende proteger.
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