El fin de la Guerra fría, a principios de los 90 pareció haber acabado, al menos en un plazo previsible, con la amenaza nuclear. Pero entonces Al Qaeda derrumbó las Torres Gemelas en el 2.001 y el hundimiento de la Unión Sovieetica se transformó en factor imprevisto de pánico. La gente empezó a preguntarse, qué pasaría si el material nuclear de las antiguas repúblicas socialistas cayera en manos de terroristas ? Al parecer ese temor es, en gran medida, injustificado; pero en cambio, hay en el mundo una tendencia irrefrenable a la expansión de la tecnología atómica. Y parece que la proliferación nuclear a largo plazo, es inevitable.
Supongo que, en el fondo, esto hará que todos los países, o al menos los que puedan, empezarán tarde o temprano a buscar su puesto en el club de los atómicos. Y los tratados que con tanta seriedad se han firmado para prohibir la proliferación de las armas nucleares se considerarán menos obligantes.
En nuestro continente, es posible que Brasil no demore muchos años en aparecer implicado en el asunto. Y luego será Argentina. Y quizás antes que ellos, Venezuela.
Y en Asia, y en Africa ocurrirá otro tanto; y entonces sí, será el momento de revivir los peores temores que se creían tan remotos como la Guerra Fría.
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