lunes, 6 de agosto de 2007

Slim

La revista FORTUNE dice que ahora el hombre más rico del mundo ya no es Bill Gates, sino Don Carlos SLIM, un empresario mexicano que tendría algo así como 59.000 millones de dólares. El problema es que no importa si Gates aventaja a Slim en esta envidiable competencia; lo grave es que Slim le gane a Gates, porque si el primero viene del país más rico del mundo, el segundo pertenece a una nación donde, según se dice, más de la mitad de la población vive con menos de 5 dólares al día.
Es decir, no importa que en EE. UU. también exista gente muy pobre y desamparada; las grandes fortunas son justas porque los pobres son menos.
Además se olvida que esa fortuna existe porque Slim la ha creado. No es, como piensan algunos críticos delirantes que esos bienes existan espontáneamente, como una especie de reserva flotante que, en lugar de ser distribuída entre las gentes haya sido injustamente apropiada por el industrial mexicano. Como no existía tampoco la fortuna de Bill Gates antes de que él creara a Microsoft.
Además, mucha de la contrariedad que la preeminencia de Carlos Slim provoca, es que venga de un país no totalmente desarrollado. Como no provoca antipatía la creciente rapiña de ciertas grandes empresas europeas.

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