El periódico español publica hoy un editorial comentando la cacería del gordo que se ha desatado en el Reino Unido. Es el siguiente paso en la tarea de control de la sociedad, que se inició con la batalla contra el cigarrillo, y que ahora, en las sociedades opulentas, tan protectoras ellas de los derechos individuales, continúa con esta peligrosa cruzada ante la cual deberían reaccionar las gentes.
Porque resulta paradójico que mientras se dicen defender los derechos de las gentes a morir dignamente (no hay ninguna muerte digna; ella siempre es fea y miserable. Solo la vida es digna, como diría el Dr. House), o a meterse droga en dosis personales en nombre de la libertad, se le niege a la gente el derecho a morir gorda.
En el fondo, como en todas estas actitudes de defensa pública hay motivaciones económicas: es que los gastos de seguridad social se incrementan por el exceso de enfermedades que sufre la gente obesa, y las compañías de seguros ven disminuir sus ingresos por la muerte prematura, es decir antieconómica de quienes pesan demasiado. Es por eso que una de las medidas que se pretenden tomar en Gran Bretaña es precisamente subir las primas que pagan esas personas.
Eso es lo que hay detrás de la medida aprobada en California de prohibir a partir de 2.010 el uso de grasas trans, las que se obtienen por la hidrogenización de alimentos para aumentar su tiempo de conservación. Medida que, ilustrativamente no rige para la comida que se va a exportar.
Y después de los gordos, quien sabe que vendrá; la lucha contra las personas demasiado bajitas o demasiado altas que impide la estandarización total de las medidas en ropa, automóviles,o vivienda etc. etc. ? o contra los comedores de carne ? o de queso ? Francamente el mundo del futuro no será muy atractivo.
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