Ingrid Betancourt ha sido liberada en un arriesgado operativo del ejército colombiano, autorizado por el presidente Alvaro Uribe, quien ha asumido un riesgo muy grande que, afortunadamente para él, no ha terminado en sangriento siniestro. El éxito de la operación se ha debido a la planeación meticulosa y al alto grado de perfeccionamiento de los servicios de inteligencia de la fuerza pública, dotada de medios técnicos modernos obtenidos con la colaboración de los Estados Unids. Y es claro que, aparte de Ingrid y los demás liberados, lo mismo que del ejército, el gran ganador de todo este proceso ha sido el Presidente de la República. Esos son los hechos claros y elocuentes.
-Qué hace entonces el Presidente Sarkozy y la prensa que lo apoya en Francia, tratándo de montarse en el carro de la victoria ? Como bien lo dijo la política socialista y ex-candidata presidencial Segolene Royal, nada tuvo que ver Sarkozy en el rescate. Pero naturalmente, como Ingrid se volvió muy importante en Francia, primero por un libro injusto y vanidoso que escribió, y en el cual se pintó como una Juana de Arco, y luego por la amplificación que hicieron sus amigos, entre ellos Villepin que incluso envió un avión a Brasil, por encima de la soberanía de ese país (algo ya olvidado) y claro, por los comités de apoyo a ella, hábilmente manejados por quienes lograron convertir al gobierno en el gran responsable de que continuara el secuestro, todo lo cual, por sus efectos mediáticos tuvo una gran repercusión en la gente, el gobierno de Sarkozy no ha vacilado para adjudicarse parte del mérito del éxito de la operación "Jaque". Al fin y al cabo lo necesita para su descaecida popularidad interna.
Ingrid, en todo caso, alvidadas esas antiguas posiciones, ha sido muy noble al reconocerle al Presidene Uribe sus méritos, y agradecerle también a Sarkozy su apoyo, que es una cosa diferente.
Menos justificados son los agradecimientos que el mandatario francés anda repartiendole a una serie de personajes latinoamericanos que, francamente, no han tenido nada que ver en los hechos, como la reina Cristina o el Correa, para no mencionar a otros que no tuvieron ni una sola vela en el entierro. Es una actitud politiquera, siempre para el consumo interno de los franceses, que así tendrán la idea de que su presidente, efectivamente, propició decisivamente la libertad de su demi-compatriote, cuyo secuestro, nunca fué muy claramente entendido por ellos, algunos de los cuales terminaron por creer que Uribe era quien tenía prisionera a Ingrid.
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